Mi nombre es Francisco aunque en este maravilloso mundo mágico se me conoce como Soke. Desde muy temprana edad me llamaba la atención el mundo de las artes escénicas, poco a poco me fui formando en diferentes ámbitos como los zancos o los cuentacuentos pero no fue hasta hace poco, que la magia llego a mi vida de manos de ni más ni menos de MagoMigue y su Escuela de Magia en la cual formo parte. Hasta el día de hoy pasaron ya tres años desde que la magia impregnó mi vida y día a día, me fundo en magia.

Licenciado en Filología Hispánica por la UAM y Diplomado en Arte Dramático por el Laboratorio de Teatro William Layton. Lleva trabajando de forma profesional, como actor, desde el año 98, haciendo varias apariciones en series de TV y subiéndose a los escenarios de toda España con distintas giras. Su afición por la magia, aunque la tenía desde pequeño, le llega, de verdad, cuando en Granada conoce al Mago Migue y la Escuela Andaluza de Artes Mágicas, donde se forma, y lo sigue haciendo, como ilusionista. Es cofundador, junto a Zeleste Merino, de la Compañía de Ocio Educativo Infantil El Señor Sapo.

El mago Róvala comenzó en la magia a los seis años y se convirtió en un mago profesional con tan solo 18 años. Se dedicó a estudiar los secretos más escondidos de esta rama y consiguió cuatro títulos en la Escuela de Andaluza de Artes Mágicas entregados por su profesor MagoMigue (campeón mundial de magia). No se sentía conforme y decidió aprender distintas ramas de las artes escénicas: teatro, baile, circo, clown. Haciendo que sus espectáculos mezclen de forma extraordinaria el humor, el baile, las acrobacias, y todo metido en un ambiente mágico. Donde asegura que no dejara indiferente ni a niños ni a mayores. Fue galardonado con el Primer Premio de la Muestra de Artes Escénicas ArteJoven 2019 con su número ‘Nada es imposible’.

Mi nombre es Arturo Carrillo Jordán y he vivido y crecido toda mi vida a la orilla del embalse del Cubillas. Fue en este sitio donde hace seis años aprendí de la mano de mi padre mi primer juego de magia, hacer desaparecer una moneda. Ahí empezó todo para mí. No obstante, no fue hasta hace dos años que conocí personalmente a mi maestro, MagoMigue, que no descubrí que la magia había de ser mi vida. Me apunté a su escuela y desde entonces la ilusión, el misterio y lo imposible envuelven mi día a día.